Día 8: Reyðarfjörður – Jökulsárlón
Otra jornada maratoniana nos espera en la furgoneta ya que nuestro reto es llegar a media tarde a la laguna helada de Jökulsárlón para dormir en el parking y disfrutar de la laguna por la tarde y al día siguiente. Pero antes nos esperan 400km de carretera no muy fácil por los fiordos. Salimos de Reyðarfjörður por la 96 dirección Breiðdalsvík. Esta carretera en ciertos tramos se vuelve de grava al igual que la carretera 1 desde Breiðdalsvík; es quizás el tramo más difícil de conducir, los 400km se hacen algo pesados aunque tienen su recompensa en el primer tramo cuando bordeas interminables fiordos y en el segundo, cuando perfilas la costa sur y te encuentras con preciosas playas de arena negra donde se pueden avistar diferentes tipos de aves.
Si el viaje requiere parar en algún pueblo, el más importante es Höfn, el segundo puerto del sureste de Islandia. No tiene ningún interés salvo la actividad hostelera que es variada por su relativa cercania, una hora, a la laguna Jökulsárlón. No hay hoteles en las cercanías de la laguna aunque debido al auge turístico que vive la isla, esto podría cambiar en los próximos años. Según las últimas informaciones, los propietarios de las tierras colindantes a la laguna quieren vender sus propiedades. Si fuera así, esto supondría la muerte de un lugar especial que no necesita hoteles, servicios ni hordas de turistas con guías, paraguas en mano.
Para dormir, si viajas en camper o caravana, puedes pasar la noche en el parking a escasos metros de la orilla, al igual que si vas en tienda de campaña, puedes acampar fuera de los bordes de la orilla sin problemas
Jökulsárlón nos recibió con una lluvia increíble, la tormenta más fuerte de todo el viaje. Parecía que nunca iba a dejar de llover pero el paisaje que nos esperaba fuera era tan espectacular que nos animamos a salir. Nos pusimos toda la ropa de lluvia posible y nos lanzamos a la aventura. La lluvia era tan tremenda que los casquetes de los icebergs no paraban de romperse en un espectáculo vivo diferente cada segundo. El cambio climático y el constante derretimiento de los bloques de hielo hacen que el lago esté en constante movimiento. Nunca habrá dos fotos iguales.
Si te quedas mirando al agua se pueden ver focas saliendo brevemente a coger aire o subiéndose al hielo, mientras los casquetes caen río abajo para morir en el mar.
Día 9: Jökulsárlón – Skaftafell
La noche la pasamos escuchando el rugido del hielo y el romper de los icebergs con el agua y a la mañana siguiente, un sol increíble nos sorprendió y el panorama había cambiado completamente, los icebergs de la noche anterior ya no estaban, había otras formas y otros conjuntos que brillaban bajo el sol.
Al igual que en Dettifoss, mi consejo es llegar antes de las 8:00 am para disfrutar en soledad de la magia. Hay varias opciones para visitar la laguna, la más fácil es pasear por la orilla o subir a una pequeña montaña para observarla desde arriba, es muy accesible. La otra opción es una ruta por el interior de la laguna, muy recomendable ya que te da una visión completamente diferente de Jökulsárlón. Para esta visita tienes varias empresas, puede ser en zodiac (alrededor de 60€) o en un vehículo anfibio (unos 35€), este último vehículo solo es posible con la empresa Glacier Lagoon. Para realizarlo en anfibio no es necesario reservar ya que no venden por anticipado, los vehículos son grandes y salen constantemente; los pases se venden en el quiosco al lado del bar. El trayecto en zodiac es más complicado ya que solamente salen unos pocos al día y sí es necesario reservar con antelación. Nosotros hicimos el anfibio y nos quedamos satisfechos porque es un buen complemento para la visita. Después de la visita puedes cruzar el puente de la carretera y ver como mueren los icebergs en el mar.
Al salir de la laguna entiendes a la perfección el dicho de «Isla de hielo y fuego». Después de disfrutar de fumarolas, volcanes y aguas termales llegas a la tierra del frío donde el clima se vuelve en tu contra en esta parte de la isla.
Y tras el baile de icebergs, toca adentrarse en el glaciar. Ponemos rumbo al parque nacional de Vatnajokull donde se encuentra el glaciar más grande de Europa del que caen varias lenguas glaciares. En nuestro trayecto por la carretera nº1 pasaremos por varias de ellas hasta llegar al parque nacional de Skaftafell.
A unos diez minutos nos encontramos la primera parada es la laguna glaciar de Fjallsárlón muy similar a Jökulsárlón pero con el decorado de la lengua del Vatnajokull. En los altos de este glaciar volcánico nace Jokulsa á brú, el mismo que baña las cascadas de Dettifoss y Selfoss; Es fácil comprender ahora brutalidad de las cascadas del norte…todo este hielo o se rompe o se deshace en un río imparable.
Después de mirar de lejos el hielo, toca meterse hasta dentro en la lengua. Volvemos a coger la carretera nº1 rodeando el pico Hvannadalshnúkur, la cota más alta de toda Islandia. Unos 50 minutos después tomando el desvío de la carretera 998, llegamos al parque nacional de Skaftafell. En el centro de interpretación explican todas las actividades que puedes hacer en los alrededores, desde visitar la cascada Svartifoss formada por columnas de basalto, visitar la lengua glaciar Svínafellsjökull o hacer rutas más exigentes de alta montaña. La intensa lluvia que nos acompañó desde nuestra llegada al parque nos impidió visitar la cascada, por lo que optamos solamente por contratar una excursión con crampones por la lengua.
Día 10: Skaftafell – Dverghamrar – Laufskálavarða- Vik
Hay dos empresas dentro del recinto para contratar diferentes excursiones, por un lado Mountain Guides y por otro Glacier Tours. Como en el resto de Islandia, los precios y las condiciones son iguales y su trato exquisito por lo que puedes contratarlo a cualquiera. Nosotros escogimos los primeros.
Hay varias excursiones dependiendo de la exigencia, la más común es el paseo de 2 horas por el glaciar, una excursión de poca dificultad que por unos 75€ será una buena toma de contacto. Nuestra elección fue el siguiente paso, un trekking de 4 horas que te adentra en el interior del Svínafellsjökull y en una cueva de hielo. Se llama la aventura glaciar y por 120€ te sumerge en la lengua como si estuvieras en otro planeta. Como curiosidad, aquí se rodó uno de los mundos de la película Interstellar.
Para los más avanzados hay trekking y escalada en el hielo. Mountain guides tiene 4 salidas diarias llevándote con sus transportes a los pies del glaciar. Te proporcionan los crampones y el piolet; es necesario llevar botas de montaña impermeables, pantalón de lluvia y chubasquero. Si no tienes alguna de estas cosas te lo alquilan allí por unos 7€ la prenda. Es aconsejable reservar con algo de tiempo, al menos de un día para otro.
Es sin duda la actividad más aconsejable de toda Islandia y una de las experiencias más grandes que puedes vivir. La lengua glaciar es como un enorme desierto blanco, negro y azul con picos que recuerdan a las dunas del Sahara. La cueva de hielo parece frágil y su entrada solo es accesible gracias a un tablón de madera en el suelo que atraviesa una grieta de metros de profundidad. Asegurado con cuerdas cruzas al otro lado, aquí el sol se pierde y las gotas que caen en el interior de la cueva te empapan; la poca luz que entra en la cueva es a través de los frágiles hielos.
Unos pocos minutos de intimidad en el interior de la cueva te hacen sentirte pequeño…al salir parece que vuelves de debajo de la tierra. Toca volver a la realidad, una hora de vuelta por el hielo te llevara a la tierra del fuego tras abandonar el hielo.
Después de esta experiencia te puedes dar una pequeña ducha en unos servicios detrás del centro de interpretación, previo pago de unos 3€ (las duchas funcionan solamente con tarjetas que venden en el centro de visitantes). Volvemos a la carretera nº1 dirección oeste para pasar la noche en la playa de Vik que se encuentra a 136 kilómetros.
De camino podremos disfrutar de uno de los sitios más misteriosos de Islandia, a 50 km y viendo de lejos la cascada Foss á Siðu sale a mano izquierda un desvío que lleva a un pequeño parking. Desde allí, a 5 minutos andando se encuentra Dverghamrar o Rocas de los enanos, unas formaciones de columnas de basalto de 6 lados que se remontan a la edad del hielo. El nombre se refiere a las criaturas que habitan en las leyendas nórdicas. El libro Íslenskar cuenta que en 1904 Ólafíá Pálsdóttir habitante de la granja fue enviada con las ovejas a pastar. Al llegar a este mágico lugar y estando sola, entre las formaciones oyó unos cánticos que se paró a escuchar. De vuelta todavía podía escucharlos de fondo. En el pueblo se quedaron perplejos porque era cierto que estaba sola por lo que pensaron que la canción venía de los Elfos que habitan estas formaciones.
Si seguimos yendo hacia el oeste iremos encontrando zonas muy poco habitadas con grandes superficies de terrenos llenos de lava. Se trata de una zona de poca gente porque a lo largo de la historia ha sido un lugar muy castigado por riadas y erupciones. A 30 minutos de Foss á Siðu se encuentra Laufskálavarða, lugar donde antes existía una granja que fue devorada por la lava en el año 894 por la primera erupción del volcán Katla. Tradicionalmente los turistas apilaban rocas como recuerdo de la catástrofe. Dicen que si depositas una roca tendrás suerte en el viaje. El gobierno Islandés llevó rocas al lugar para que cualquier visitante pueda poner su granito de arena.
25 minutos después llegamos a una de las playas más bonitas del mundo. Vik es un tranquilo pueblo, el más meridional de Islandia y el más lluvioso. Parece sacado de un episodio de Juego de Tronos. Según la tradición popular, en la negra arena de la playa de Vik se pueden llegar a ver Trols. Las tres columnas de basalto o Reynisdrangur dominan la costa custodiando el atlántico. Cuenta la leyenda que son tres criaturas que fueron alcanzados por los rayos del sol y se quedaron petrificados.
La noche es sencillamente mágica…parece que en cualquier momento esas columnas se vayan a transformar en trols para volver a revivir las viejas historias nórdicas.
Día 11: Vik – Reynisfjara – Skogafoss – Seljalandsfoss – Hella
Amanece y los Reynisdrangur siguen en su sitio. De día, la belleza de Vik es sublime como un negativo de cualquier otra arena negra sobre olas blancas. Merece la pena madrugar para pasear por esta maravilla en soledad con el único ruido del agua. Si se pasea hasta el acantilado se pueden ver frailecillos.
No es la única maravilla que se puede ver en la zona, se debe coger el coche y tomar la carretera nº1 hasta el desvío con la 215 dando la vuelta completa al acantilado. Se llega a Reynisfjara, una playa también de arena negra con formaciones de basalto. Lo primero que ves es una cueva que parece una puerta a otra dimensión, después, el basalto se transforma en un órgano que parece componer la música de la playa. Al fondo, otra perspectiva de los Reynisdrangur que vimos en Vik. Si miras a la derecha también se pueden ver otra extraña formación, Dyrhólaey con 120 metros de longitud y un gran arco debajo.
Seguimos nuestro camino hacia Hella, lugar de partida de nuestra excursión a Landmannalaugar y donde vamos a pasar la noche. Pero antes tenemos que ver dos de las cascadas más bonitas de Islandia y las mejores de la zona sur, para ello volvemos a la Ring Road y unos 25 minutos después se encuentra Skogafoss. Este espectacular salto de agua de unos 30 metros de altura se ve a la perfección desde la carretera. A escasos metros de la cascada hay un amplio parking y un camping para pasar la noche, Skogafoss es otro «highlight» del viaje sobre todo para la gente que solamente visita la zona sur del país por lo que se recomienda o ir pronto por la mañana o a última hora de la tarde para poder verla con tranquilidad.
Si vas a sacar fotografías es recomendable llevar bien protegida la cámara porque el salto de agua es bastante brusco y la brisa llega hasta bastantes metros. Se puede acceder al interior de la cascada para verla en todo su esplendor o subir los 30 metros por unas escaleras bien acondicionadas y verla desde el mismo salto. Cualquier de las dos cosas son imprescindibles.
Seguimos nuestra ruta por la Ring Road. Unos kilómetros más adelante nos percatamos de la presencia de una cima imponente que paralizó Europa y medio mundo en el 2010: el glaciar volcánico Eyjafjallajökull. Su presencia intimida sobre todo cuando te cuentan que aquí existen unos altavoces a modo de alarma que si suenan tienes 30 minutos para abandonar la zona ya que eso significaría que la bestia vuelve a erupcionar.
A 30 km de Skogafoss cogiendo el desvío de la carretera 249 llegamos a la cascada, una caída de unos 60 metros de altura. No es de la más impresionante pero su entorno y su belleza son incomparables. Es la única cascada que se puede pasar por detrás del salto de agua y escalar por la ladera para subir a la altura del salto. El río Seljalandsá traducido como «Río líquido» muere a 13 kilómetros del salto de agua aunque en la antigüedad esta cascada terminaba directamente en el océano.
El salto de agua es accesible por los dos laterales. Puedes bañarte pero teniendo en cuenta que el río Seljalandsá viene del deshielo glaciar, no es muy recomendable.
Tras un largo día de coche nos dirigimos a Hella, a unos 30 km de Seljalandsfoss, para pasar la noche cerca de la parada del autobús 4×4 que sube a Landmannalaugar.
Día 12: Hella – Landmannalaugar – Selfoss (pueblo)
Landmannalaugar es prácticamente inaccesible si no dispones de un todo terreno solvente. Si tienes un 4×4 tardarás unas 2 horas en llegar desde Hella. La ruta comienza sencilla cogiendo la carretera 26 hasta que se complica cuando se convierte en F26. 1 hora y media después llegas al desvío F208, carretera que te lleva directa a Landmannalaugar. Esta carretera tiene dificultad aunque es la única en la que no se vadean ríos.
En nuestro caso no teníamos 4×4 por lo que decidimos hacer una excursión de día subiendo con el autobús de línea que va por la ruta oeste que tiene que sortear varios ríos.
Los tickets se compran por internet en Reijkavik Excursions y no suele haber problemas de billetes ya que son autobuses de línea. El principal problema de subir en bus son los horarios de vuelta (15:30, 17:30 y 20:00h). Se tiene que cuadrar muy bien qué tipo de excursión quieres hacer para seleccionar la vuelta, aunque si llevas tienda de campaña siempre puedes dormir en el campamento base y regresar por la mañana.
Nosotros cogimos el primer bus a las 07:55 que sale del parking de la gasolinera Hella. Puede parecer una confusión al ver la ruta del bus ya que puedes pensar que viene lleno de Reijkavik pero realmente este bus tiene de punto de partida Hella. El precio son 45€ por trayecto. Son autobuses viejos pero bastante seguros para subir por estas carreteras. El viaje te permite contemplar el Hekla antes de entrar en el sistema montañoso donde el paisaje se vuelve lunar con una paleta de grises, ocres y verdes que resaltan sobre el negro de los caminos, unos parajes nunca vistos que parecen sacados de la imaginación de Tim Burton.
Una vez arriba, antes de un caudaloso río hay un pequeño parking para los vehículos que aunque han llegado hasta allí no son capaces de vadearlo. El autobús cruza sin problemas y lo primero que ves a mano derecha son las charcas de aguas termales al aire libre, unos baños a más de 30º que ayudan a contrarrestar el frio de la alta montaña y dan nombre a la zona Landmannalaugar que significa «baños de la gente». Desde aquí se pueden hacer numerosas rutas. La más conocida es la que llega hasta Þórsmork. Son 5 días de trekking y posiblemente se la ruta a pie más bonita del mundo. Nuestro tiempo limitado nos llevó a hacer la ruta número 6 que marca la guia Rother que sube al volcán Brennisteinsalda. Esta ruta empieza en el campo base cogiendo el camino de la derecha y transcurre entre un mar de lava, laderas humeantes con colores verdes y formaciones perturbadoras.
Después de ascender por varias laderas, el camino atraviesa un mar de lava que llega hasta el infinito, es el preludio a la base del volcán Brennisteinsalda «Ola de sulfuro» en el que todavía se puede apreciar su actividad por las fumarolas con olor a azufre, las fuentes de agua hirviendo y los vapores que respiran en sus costados.
Subir los 855 metros es una experiencia única, es posiblemente uno de los ascensos más bonitos de Islandia. Aquí, la paleta de colores marrones, verdes y negros convive con hielo y fuego a partes e iguales.
Una vez arriba y con el corazón aún latiendo rápidamente, puedes disfrutar de de unas vistas que bien merecen el esfuerzo. Una variedad de colores que solo existe gracias a la riolita, presente en las laderas, la lava negra solidificada y el intenso verde de la poca vegetación presente. Este ritmo cromático se rompe en un instante con el turquesa de algunas lagunas como si el pintor buscara dar un punto de color al lienzo antes de acabarlo.
Perplejos por las vistas, nos sentamos unos segundos viendo el IMAX que nos tenía preparado la naturaleza. Recuperadas nuestras fuerzas, volvimos por nuestros pasos y bajamos la ladera del volcán. Una vez abajo puedes elegir volver por el campo de lava de la ida o rodearlo paseando por la ladera del Brennisteinsald.
Una vez abajo solo nos queda coger el autobús y asimilar lo que acabamos de ver, una de las maravillas que la naturaleza te puede obsequiar en estado puro.
Al llegar a Hella nos dirigimos hacia el pueblo de Selfoss para darnos un chapuzón revitalizante en su piscina antes de emprender el último asalto de nuestro viaje.
Islandia I – Peninsula de Snæfellsnes
Islandia II- Zona Septentrional
Islandia III – Fiordos Orientales
Islandia V – Reykjavik y el circulo dorado
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